lunes, 19 de agosto de 2013

22 - El proceso de la comunicación

FRAGMENTO DE MI PRÓXIMO LIBRO

La comunicación es viva, dinámica y, principalmente, de doble vía o sentido. No hay comunicación cuando decimos: ¡hola!, y nadie nos responde ni nos voltea a ver. Cuando no obtenemos respuesta. Sin embargo, en caso percibamos algún parpadeo de sorpresa, aunque sutil y mudo, o toda una bofetada, hay comunicación. Una pobre y otra negativa, seguramente ninguna deseada como respuesta, pero ambas cierran el circuito necesario que el emisor original necesita para comprobar que hubo comunicación.  

Entonces, si comunicación implica forzosamente obtener una respuesta, inferimos que nos comunicamos para ser correspondidos, sin embargo, sólo podemos obtener dicha respuesta cuando logramos despertar en el receptor algún motivo latente. De tal suerte, también tenemos que afectar al receptor. Llamar su atención. Como se ejemplifica, con el simple propósito de buscar que ese alguien, un receptor intencional claramente identificado, voltee a vernos. Sí, esta es la razón principal por la que muchas veces elevamos el tono de voz, tosemos en la cafetería o nos ponemos guapos los hombres y atractivas las mujeres. Buscar que nos miren. Afectar a otros u otras, en el sentido de llamar su atención.


En esencia pues, nos comunicamos para incidir en el mundo. En el mundo al que lanzamos nuestro mensaje.

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