FRAGMENTO DE MI PRÓXIMO LIBRO
La comunicación
es viva, dinámica y, principalmente, de doble vía o sentido. No hay comunicación
cuando decimos: ¡hola!, y nadie nos responde ni nos voltea a ver. Cuando no
obtenemos respuesta. Sin embargo, en caso percibamos algún parpadeo de
sorpresa, aunque sutil y mudo, o toda una bofetada, hay comunicación. Una pobre
y otra negativa, seguramente ninguna deseada como respuesta, pero ambas cierran
el circuito necesario que el emisor original necesita para comprobar que hubo
comunicación.
Entonces, si
comunicación implica forzosamente obtener una respuesta, inferimos que nos
comunicamos para ser correspondidos, sin embargo, sólo podemos obtener dicha
respuesta cuando logramos despertar en el receptor algún motivo latente. De tal
suerte, también tenemos que afectar al receptor. Llamar su atención. Como se
ejemplifica, con el simple propósito de buscar que ese alguien, un receptor
intencional claramente identificado, voltee a vernos. Sí, esta es la razón
principal por la que muchas veces elevamos el tono de voz, tosemos en la
cafetería o nos ponemos guapos los hombres y atractivas las mujeres. Buscar que
nos miren. Afectar a otros u otras, en el sentido de llamar su atención.
En esencia pues,
nos comunicamos para incidir en el mundo. En el mundo al que lanzamos nuestro
mensaje.
PRONTO DISPONIBLE EN EL PORTAL MÁS GRANDE
No hay comentarios:
Publicar un comentario