miércoles, 2 de diciembre de 2015

Análisis de Ventas IV, por José Luis Elgueta

¡Ventas…! ¿Qué son?

Pero, ¿qué son ventas? La más estricta teoría al respecto, emanada desde la AMA, American Marketing Asociation, dice que venta es:

El proceso personal o impersonal por el que el vendedor comprueba, activa y satisface las necesidades del comprador para el mutuo y continuo beneficio de ambos.

Sin duda, uno de los puntos neurálgicos de tal definición lo constituye la palabra: comprueba.

Sí. Comprobar es verificar o confirmar la veracidad o exactitud de algo. De tal suerte, aunque no menciona conocer, al comprobar, da por sentado que previo conoce, ya que tal es la única manera como se puede comprobar algo. Conociendo previamente qué o cómo es determinada cosa o situación. En este caso, como la misma definición cita: las necesidades del comprador.

Y claro, la piedra angular del mercadeo es el consumidor. Y más aún, el conocimiento de sus necesidades y deseos, pues tal es la única manera como podremos satisfacerlo.

Así, sólo sabiendo de antemano las respuestas a qué quiere, cómo, a qué precio y cuándo, es que podemos identificar los valores que debemos agregar a determinadas materias primas para producir cierto producto, tanto como para construir esa maravillosa experiencia de compra que he venido citando.

Pero también es importante el cierre de la definición de la AMA: el mutuo y continuo beneficio de ambos. De vendedor y comprador. Tanto por la responsabilidad humana y social inherente hoy día al emprendedor, como por la importancia de establecer un nexo o vínculo con él, el comprador, tan fuerte y sólido que nos permita continuar vendiéndole y sirviéndole con nuestros productos, en tanto se generan beneficios para ambos a lo largo del tiempo. Para él, la satisfacción de sus necesidades. Para el emprendedor: ganancias, utilidades.

La piedra angular de la venta es entonces la satisfacción de necesidades del consumidor y la generación de un vínculo a largo plazo con él. Clientes para toda la vida.

Claro, la facilidad o dificultad para lograr dicho propósito depende en mucho del mercado tanto como de la categoría de producto, entre otras, pero como emprendedores debemos saber que es imprescindible crear un producto con altos valores agregados tanto como una experiencia de compra magnífica. Sin los tales, no hay un proceso de intercambio que genere ganancias. Y menos aún, clientes para toda la vida.

Como ejemplo, veamos a Colombia, Perú y Argentina como “productos” a ser comprados por el turismo. ¿Cuál de ellos ofrece más valores agregados? ¿Cuál ofrece la mejor experiencia de compra? ¿Cuánto turismo recibe al año cada uno? ¿Cómo puede diferenciarse alguno de los otros?

Los tres países poseen fantásticos destinos como “productos” para ser tomados en cuenta, sin embargo, sabemos que también los medios y recursos con que cada país cuenta para hacer realidad esa magnífica experiencia de compra son importantes. Necesarios. Y cada uno de tales medios y recursos incidirán en una más rica y maravillosa experiencia de compra. O más pobre y deprimente ante su ausencia.

De igual manera, analicemos lo que se hace allá, en Dubai, y en la futura ciudad de KAEC, en Arabia Saudita. Ambos construyéndose como destinos turísticos para el lujo y el glamour, y aunque a las orillas del mar, entre las arenas de sus desiertos, con lo que el producto final será, sin duda, totalmente artificial. Inmensos parques temáticos que incluyen ciudades, puertos y playas tanto como dunas. Incluso una selva tropical, según se dice.

¿Cuál será su oferta de experiencia de compra? Aire acondicionado, esencialmente, aunque también agua en abundancia corriendo por doquier. Seguramente, muchísimos pequeños oasis, artificiales por supuesto, e incluso quizá también ríos, igualmente artificiales.

Magníficos aeropuertos, carreteras, centros de compra, calidad del agua, bancos y cajeros para canje de monedas, mucha gente para prestar servicios, limpieza, iluminación, glamour, belleza, paisaje y demás.

Tal construcción y desarrollo de cada uno de los diversos productos así como experiencia de compra obedecen, sin duda, a la investigación previamente realizada respecto a las necesidades y deseos del consumidor.

Entonces, la tarea de propiciar ventas de manera continua a lo largo del tiempo mediante el conocimiento de las necesidades del cliente y sus gustos en cuanto a productos y experiencias de compra son esenciales, por lo que debe prestárseles suma atención, aunque nunca sólo al momento de iniciar algún negocio sino, por el contrario, perennemente. Siempre. Sin embargo, todo ello, para desilusión de no pocos, no basta.

Sí. Hoy día generar una magnífica oferta de producto y experiencia de compra para el cliente resulta insuficiente para generar ese último acto indispensable para hacer posible la ganancia perseguida: el intercambio. La compra venta propiamente, es indispensable.

Efectivamente, contar con el mejor producto del mundo y la más placentera y fantástica experiencia de compra no servirá absolutamente de nada si no las intercambiamos con alguien más, por alguna cantidad de dinero.

Es tan esencial como el oxígeno mismo para los seres vivos, pues las ventas, el intercambio en sí, y ninguna otra actividad más, son las que dan vida realmente a la empresa comercial que persigue ganancias.

Y para que ese intercambio sea posible es de vital importancia la presencia de cuando menos otra figura: el comprador.

Alguien, generalmente alguna persona, que haga realidad el intercambio, la compra en sí, y que completará ese “mutuo y continuo beneficio” que la definición de AMA reza respecto a ventas.

Sí: clientes.

Efectivamente, clientes. El cliente, el comprador, es esencial para hacer realidad todo proceso de compra venta. De hecho, sin ellos: no hay ventas. Por muy fabulosa y fantástica que sea nuestra oferta global en el mercado.

Sin embargo, es momento de advertir que el cliente no nace. En absoluto. Sino totalmente al contrario: se hace. Se forma.

Dada la importancia de esta perspectiva que planteo, es necesario revisar la teoría, máxime cuando se tiene la creencia de que clientes son todas las personas.

Efectivamente, clientes lo son todas las personas, totalmente de acuerdo; pero, no: nuestros clientes. ¿Percibimos la diferencia?

Todo mundo compra, todo mundo consume, todo mundo intercambia su dinero por productos, valores agregados y experiencias de compra, sí, es cierto, pero sólo cuando lo hacen con nosotros, en nuestro negocio, son nuestros clientes en realidad.

Así las cosas, y ante la desmesurada oferta que hemos creado a raíz de la crisis económica,  como estrategas de negocios debemos ocuparnos, además de fabricar la oferta, también en generar la demanda. En hacer clientes. Para ser más preciso, en hacer clientes nuestros a aquellas personas para las cuales hemos diseñado los productos y experiencia de compra ideales.

¿Complejo? No. En absoluto. Los clientes son las mismísimas personas para las cuales hemos diseñado productos con valores agregados y experiencias de compra, pero hasta ese momento, tales personas no son clientes, en absoluto. Son clientes potenciales, sí, pero leamos bien: POTENCIALES. No clientes en realidad.

Como clientes potenciales son personas que poseen la necesidad o el deseo por los productos y experiencia de compra que hemos diseñado, pero a la vez, no tienen ni siquiera el más mínimo conocimiento o idea acerca de la existencia de tales valores agregados y experiencia de compra que hemos creado.

Por supuesto, en determinado momento, todos en la empresa sabemos y conocemos de pe a pa todos y cada uno de los detalles de la oferta que hemos diseñado. Totalmente de acuerdo. Pero el cliente potencial: NO. Falta ese click. Ese puente de información.

Él no sabe siquiera de la existencia de la empresa, menos aún de nuestros productos o la mencionada experiencia de compra. Es más, a pesar de su necesidad latente, puede no mostrar interés alguno e incluso tampoco sentir necesidad alguna por satisfacerse en cierto instante. El cliente potencial seguramente estará pensando en su relación de pareja o en que los hijos son haraganes o en cómo matar las pulgas del perro, pero en absoluto estará pensando en algo que desconoce por completo.

De tal, como estrategas debemos también dar a conocer nuestra oferta en el mercado, como requisito esencial para intentar construir la demanda a través de la transformación de nuestros clientes potenciales en clientes reales.

Léase bien que he señalado: …para INTENTAR construir la demanda.

Sí, dar a conocer nuestra oferta dentro del mercado a través de la comunicación publicitaria no garantiza de manera alguna que crearemos demanda.

Además, será factible generar la oferta y su correspondiente demanda siempre y cuando hayamos tomado en cuenta al momento de diseñar la experiencia de compra todos los otros detalles importantísimos para el cliente potencial, como lo son la ubicación del negocio, la facilidad para llegar a él, la comodidad para estacionar el auto, seguridad, decoración, modales del personal de contacto y tantos más como sean necesarios, y que hagan sentir al cliente como en casa.

¡Caramba! Pero, cómo se me ocurre decir que como en casa. Para nada. De hecho, como verdaderos estrategas, debemos esforzarnos por hacer sentir al cliente mucho mejor que en su casa, para así incitarlo a salir de ella y acudir a nuestro punto de venta.  


Tal es la experiencia de compra ideal.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Análisis de Ventas III, por José Luis Elgueta

¿Cómo obtener entonces tales utilidades o ganancias?

Pues, en principio, aplicando al proceso administrativo de nuestro negocio la filosofía de la mercadotecnia, esencialmente en cuanto a:

·           Generar y construir valores agregados en nuestros productos o servicios, así como experiencias de compra maravillosas y únicas para los clientes.

Sí, nuestro trabajo como emprendedores solo tendrá sentido cuando constantemente construimos o desarrollamos valores agregados para nuestros productos y experiencias de vida maravillosas, o de compra para ser más preciso, para nuestros clientes.

Por supuesto, para ello debemos tener en cuenta y practicar también todo lo que la teoría de administración dicta al respecto, desde los manuales de normas y procedimientos, organigramas, planes de negocio, objetivos, estrategias y demás, tanto como el control contable y financiero necesario y con no menor importancia la sicología del consumidor, cuidando en todo instante que toda acción en dichos ámbitos apuntale hacia esa construcción de valores agregados en nuestros productos y experiencias de compra fantásticas para nuestros clientes, como el producto final de nuestra oferta global.

De igual manera, es preciso acotarlo en este instante, debemos tener presente siempre que dicho logro: valores agregados y experiencia de compra maravillosas, a pesar de finalmente llegar a hacerlos reales, nunca nos permitirán sentarnos cómodamente a disfrutarlos, principalmente porque la competencia siempre está al acecho, tanto para imitarnos como para superarnos, con la firme y clara intención de arrebatarnos nuestros clientes y quedarse con ellos de por vida mediante nuevas y mejores experiencias de compra y valores agregados.

De hecho, no sólo la competencia es dinámica. También los clientes, los consumidores, los canales de distribución, incluso el Estado mismo y hasta los pueblos ubicados en países allende el océano cambian constantemente, evolucionan, son mejores, o cuando menos distintos día a día, con lo que nosotros, como emprendedores, no podemos sentarnos algún día a descansar y proclamar nuestro éxito en relación con tales premisas de construcción de valores agregados y experiencias de compra maravillosas.  El mercado es dinámico. Los mercados son dinámicos. Todo se mueve, dijo ya alguien por ahí.

Pero más allá, los mercados también están sujetos a fuerzas macro que también nos atan a nosotros los emprendedores.

Por un lado, los clientes, como seres humanos cuyos procesos de pensamiento se sitúan entre el continuo racional - emocional, son cambiantes perennemente. Como consecuencia, poco predecibles cuando no totalmente inciertos. De tal suerte, nuestros esfuerzos como emprendedores por investigar, saber y entender lo que hoy gusta a nuestros clientes, puede resultar totalmente inútil en unos cuantos meses e incluso semanas.

Además, hoy por hoy la información fluye a través del planeta con excesiva velocidad y sin barrera alguna, con lo que las tendencias de los mercados han dejado por completo de ser locales o cerradas, y mucho menos estáticas; por el contrario, son mundiales, totalmente. Y totalmente dinámicas, también. El más leve estímulo desde las redes sociales o los mass media globalizados puede producir drásticos cambios en todo mercado.

Finalmente, el poder que las empresas líderes mundiales han alcanzado mediante las tecnologías de la comunicación es evidente y contundente, máxime para más allá de escudriñar dentro de los rincones de la mente y descubrir necesidades y deseos ancestralmente latentes, manejar a su conveniencia en cuestión de horas las actitudes de los clientes y consumidores.

De tal suerte, los violentos y drásticos movimientos que antaño veíamos estrictamente en los productos de moda, a causa de esa emoción y actitud positiva que a tales les es inherente en el ser humano, se reflejan ahora en la mayoría de productos, principalmente porque hoy día el desarrollo de los nuevos productos y su novedad e innovación se administran como modas, y por lo tanto, sujetas a un manejo emocional, a nivel subconsciente, mediante la comunicación. No importa que el producto le guste al consumidor y esté satisfecho con él, pues en pocas semanas o meses, el mismísimo fabricante o su competencia más cercana ofrecerán un sustituto “mejor” que hará obsoleto ese que con tanto entusiasmo el cliente compró poco tiempo atrás.

Así las cosas, los emprendedores no estamos libres de dichos poderes, pues amén de su dimensión, tales provienen también desde el mercado mismo, aunque de distintos frentes.

Los emprendedores entonces debemos estar atentos perennemente,  tanto con lo que nuestro segmento de clientes necesita y le hace feliz, como con la comunicación global que se pregona por los diversos medios y lo que desde allá, desde ese otro lado que solo sospechamos, se puede estar pensando y haciendo en relación con las demandas en el mercado global.

¿Por qué? ¿Por qué debemos los emprendedores estar atentos a tanto asunto global, cuando lo que nos interesa simplemente son nuestras ventas? Porque las ventas no son origen, nunca, sino consecuencia.

Sí. Consecuencia de nuestra habilidad para conocer, comprender y entender el mercado y a nuestro cliente, incluso intentando anticiparnos a identificar lo que hará, y traducir dicho conocimiento, comprensión y entendimiento en valores agregados para nuestros productos o servicios, mismos que dichos clientes comprarán mediante la vivencia de una maravillosa experiencia con nosotros.

De tal suerte, los emprendedores, como verdaderos estrategas de negocios, debemos saber que resulta esencial acomodar nuestra nave, nuestra empresa, de acuerdo a las corrientes del mercado. Remar o dejar de remar e incluso arriar o izar las velas en el momento preciso, de manera que nos permita mantener nuestra nave justo en el punto más alto de la cresta de la ola, a sabiendas que si mermamos en nuestro esfuerzo e ímpetu, la ola nos dejará rezagados, pero también, que si adelantamos o impulsamos de más la nave, nos estrellaremos estrepitosamente contra la mar misma.

Sea entonces la nave un negocio al detalle o al mayoreo, a través de intermediarios, es preciso mantener estrecha vigilancia y control sobre todo lo que circunda en el mercado, máxime en aquellas variables que por su propia naturaleza nos resultan más susceptibles de controlar y administrar, tal cual las de la mezcla de mercadotecnia indica, a saber: personal, plaza, producto, precio y promoción. Y de entre ellas, en este texto, la promoción, la cual abarca el tema de las ventas, que es el que nos ocupa.



martes, 24 de noviembre de 2015

Análisis de ventas II, por José Luis Elgueta

El propósito de toda empresa comercial es la ganancia.

Sí. Esta es la manera más simple y concreta de justificar los riesgos que los emprendedores debemos aceptar cuando decidimos crear y desarrollar una empresa: obtener algo mayor o mejor a cambio de lo que aportamos en el inicio. Generalmente: ganancias.

Sabido es que en la creación de una nueva empresa se aporta principalmente dinero. Por eso, en términos financieros existe lo que se conoce como inversión. Aunque en el estado de resultados también existen las pérdidas y ganancias.

Sin embargo, más allá de dinero, crear una empresa también nos exige trabajo.

De tal suerte, ser emprendedor e iniciar un negocio requiere que nos ocupemos verdaderamente en él, con el propósito de más allá de tan solo iniciarlo, pues tal es sumamente fácil, hacerlo crecer, desarrollarlo y consolidarlo en el mercado como una empresa comercial exitosa.

Tal ocuparnos en el negocio resulta tan necesario la mayor parte del tiempo que nos exige olvidarnos de algún cómodo horario de trabajo fijo y fines de semana libres para el ocio y la distracción. Sí. Un negocio propio nos exige, la mayor de las veces, muchísimo más tiempo de ocupación que empleo alguno. De hecho, si le preguntamos a otros emprendedores, nos responderán que dedican 24 horas al día, los 365 días del año, en la atención, cuidado, desarrollo e intento de consolidación de su empresa.

Por supuesto, conforme la nueva empresa empieza a consolidarse en el mercado, podemos llegar a disponer de algún tiempo extra, sin embargo, siempre la tendremos en mente. En la primera posición del pensamiento. Así, de ser el caso que casualmente veamos algo por ahí o por allá, inmediatamente pensaremos en cómo aprovecharlo en nuestro negocio. Incluso, en cómo hacer para que funcione de mejor manera. Y podremos verlo o escucharlo en la calle, en la televisión, el internet, los diarios o en la radio, o en cualquier otro momento y lugar, tal en un velatorio, en una fiesta, en un crucero por el caribe o en una excursión a las montañas, que siempre acaparará nuestra atención, pues como verdaderos padres de la criatura, perennemente tendremos en la primera fila de pensamiento a nuestra empresa.

Los emprendedores vacacionamos en tanto trabajamos, y trabajamos en tanto vacacionamos.   

Como consecuencia de ese fuerte arraigo e importancia del negocio en nuestra mente, debemos ser también poseedores de mucha fortaleza anímica, constantemente, pues sea lo que sea, suceda lo que suceda en nuestra empresa, esta siempre es y será algo muy propio, sumamente personal, y por ende, difícil de que resulte de interés con el mismo grado de intensidad para quienes nos rodean. No todo mundo está perennemente inmerso o vive con la ilusión tan grande por la empresa propia como nosotros, sus verdaderos gestores.

De tal suerte, nuestro riesgo como emprendedores no se limita a la pérdida de dinero. Aunque es lo único que se contabiliza.

Al ser algo tan personal, y con tantas exigencias humana y emocional, los emprendedores corremos riesgos también con nuestra salud, tanto física como mental, con nuestro ámbito social y hasta con nuestra familia. Y es que para muchos, un fracaso comercial es un estigma. Una carga a las espaldas que frustra y avergüenza, aunque los emprendedores añejos, y por ende auténticos, sabemos que todo fracaso comercial es un aprendizaje. Una experiencia invaluable para un nuevo intento. Lo hemos vivido durante no pocas ocasiones, sin duda alguna.

Pero bueno, sí. Dados los riesgos financieros, de salud, emocionales, sociales y hasta familiares que iniciar un negocio implica, el propósito del mismo no puede ser menos que el logro de una mejora en el nivel de vida de quien lo emprende, y para ello necesita obtener más dinero del que en principio aporta. Un negocio tiene que ser un ente generador de dinero. De utilidades. De regalías. De réditos. De ganancias. Y éstas, mucho más allá del dinero inicialmente aportado, deben compensar también el trabajo y el tiempo empleados así como los otros riesgos señalados.


Es el objetivo, claro, aunque no pocas veces, inalcanzable, y peor aún, generador de grandes debacles. Recordemos que según estadísticas mundiales, el 90% de nuevos negocios fracasa.   

lunes, 23 de noviembre de 2015

Análisis de ventas, por José Luis Elgueta

Ventas bajas: ¿consecuencia? Sí.

Ante la ya casi normal y perenne crisis económica, la cual ha derivado en desempleo generalizado tanto como en sueldos y salarios cada vez más bajos, los nuevos emprendimientos comerciales han resultado ser la principal manera como la población intenta asegurarse algún ingreso económico que de manera honrada y honesta les permita, más que sobre llevar la vida, construir sueños y realidades.

De tal suerte, las nuevas empresas han florecido como primavera, en tanto los antiguos establecimientos comerciales, sólidamente establecidos, que no pueden darse el lujo de ser indiferentes y quedarse atrás, también han tenido que incrementar de manera exponencial su presencia dentro de los mercados.

Así, en los últimos años han abierto sus puertas al público cientos, miles de nuevos negocios, los cuales han ampliado, sin correlación alguna con la demanda, la oferta de diversidad de productos. Desde panecillos y galletas, viajes, excursiones, salones de belleza, supermercados, boutiques y abarroterías,  hasta bicicletas de bambú, entre cientos más.

Sin embargo, como señalo, dicha expansión no es propia únicamente de los nuevos negocios, pues de ser así, los antiguos, las empresas tradicionales, las realmente arraigados en el mercado, correrían grave riesgo de perder su valiosa participación de mercado e incluso de desaparecer. De tal suerte, cada nuevo centro o complejo comercial que abre puertas al público, como otro más de los tantos negocios nuevos que se desarrollan hoy día, ofrece los mismos 10 o 12 establecimientos comerciales tradicionales en el mercado, como anclas que auguran y prometen algún tránsito de personas, a la vez que 20 o 70 nuevas empresas que tienen la esperanza de atrapar a algunas de tales personas y hacerlas sus clientes.

La oferta pues, ha crecido, aunque la demanda, con suerte quizá ha permanecido estática durante los últimos años, a pesar del crecimiento vegetativo anual de la población. Pero si a ello aunamos la pérdida del valor adquisitivo de nuestras monedas,  inferimos que la crisis resulta agobiando a todos. Aunque en última instancia, sabemos, más a quien depende de un sueldo fijo.

Como consecuencia de la situación económica entonces, es lógico y comprensible escuchar frecuentemente a nuevos emprendedores, empresarios tradicionales y a algunos gerentes de ventas, principalmente aquellos que realmente poseen responsabilidad y pasión por su trabajo, quejarse acerca del grave problema de las bajas ventas de los productos de su empresa.

Claro. Las bajas ventas son un grave problema para todo aquello que las mismas generan, tal como el sueldo mismo de ese gerente de ventas y hasta su permanencia en el puesto, ya que si no logra incrementarlas, será reemplazado en breve, como suele suceder. Al igual que no pocos colaboradores más cuya función, aunque importante, puede ser temporalmente asumida por otros colaboradores, quienes lejos de quejarse por algún quehacer adicional con el que cargarán, verán una magnífica oportunidad para conservar sus empleos y estarán agradecidos con no ser despedidos, en tanto las bajas ventas azotan a la empresa.

De tal suerte, las ventas bajas se aceptan generalmente pues como un problema.

Por fortuna, conforme avancemos en la lectura de la presente, descubriremos y comprenderemos que tal perspectiva es muy limitada y pobre, ya que sólo alcanza a ver una ínfima parte del panorama. Sin embargo, para poder alcanzar esas otras perspectivas, diferentes, más amplias y ricas, que nos permitan ver más allá de problemas: soluciones, los emprendedores requerimos de un nivel superior pero a la vez más concreto de conocimiento y comprensión de lo que sucede en esa no pocas veces tormentosa y apasionada relación empresa - mercado.

De lo que si estamos seguros, es que desde varias décadas atrás, no basta con ser simpático, amable y tener buenos nexos con la comunidad. Ahora resulta indispensable analizar y examinar constantemente, una a una y desde distintos ángulos, y tomando en cuenta su sinergia en la gestión del negocio, las variables de mercadotecnia más incidentes en torno al mismo.

De tal, la invitación está abierta para que ingresemos, analicemos y despedacemos diferentes ideas y conceptos en el maravilloso mundo del mercadeo, las ventas, los clientes y demás, con el propósito de ampliar nuestra perspectiva acerca de nuestra empresa, y podamos así tomar decisiones más certeras y decisivas para la obtención de mejores resultados, principalmente en el ámbito de las ventas.  

EN POCOS DÍAS, OS COMPARTO EL SIGUIENTE CAPÍTULO.  


lunes, 1 de junio de 2015

Comparto sección de mi nuevo libro

Ventas bajas: ¿consecuencia? Sí.

Ante la ya casi normal y perenne crisis económica, la cual ha derivado en desempleo generalizado tanto como en sueldos y salarios cada vez más bajos, los nuevos emprendimientos comerciales han resultado ser la principal manera como la población intenta asegurarse algún ingreso económico que de manera honrada y honesta les permita, más que sobre llevar la vida, construir sueños y realidades.

De tal suerte, las nuevas empresas han florecido como primavera, en tanto los antiguos establecimientos comerciales, sólidamente establecidos, que no pueden darse el lujo de ser indiferentes y quedarse atrás, también han tenido que incrementar de manera exponencial su presencia dentro de los mercados.

Así, en los últimos años han abierto sus puertas al público cientos, miles de nuevos negocios, los cuales han ampliado, sin correlación alguna con la demanda, la oferta de diversidad de productos. Desde panecillos y galletas, viajes, excursiones, salones de belleza, supermercados, boutiques y abarroterías,  hasta bicicletas de bambú, entre cientos más.

Sin embargo, como señalo, dicha expansión no es propia únicamente de los nuevos negocios, pues de ser así, los antiguos, las empresas tradicionales, las realmente arraigados en el mercado, correrían grave riesgo de perder su valiosa participación de mercado e incluso de desaparecer. De tal suerte, cada nuevo centro o complejo comercial que abre puertas al público, como otro más de los tantos negocios nuevos que se desarrollan hoy día, ofrece los mismos 10 o 12 establecimientos comerciales tradicionales en el mercado, como anclas que auguran y prometen algún tránsito de personas, a la vez que 20 o 70 nuevas empresas que tienen la esperanza de atrapar a algunas de tales personas y hacerlas sus clientes.

La oferta pues, ha crecido, aunque la demanda, con suerte quizá ha permanecido estática durante los últimos años, a pesar del crecimiento vegetativo anual de la población. Pero si a ello aunamos la pérdida del valor adquisitivo de nuestras monedas,  inferimos que la crisis resulta agobiando a todos. Aunque en última instancia, sabemos, a quien depende de un sueldo fijo.

Como consecuencia de la situación económica entonces, es lógico y comprensible escuchar frecuentemente a nuevos emprendedores, empresarios tradicionales y a algunos gerentes de ventas, principalmente aquellos que realmente poseen responsabilidad y pasión por su trabajo, quejarse acerca del grave problema de las bajas ventas de los productos de su empresa.

Claro. Las bajas ventas son un grave problema para todo aquello que las mismas generan, tal como el sueldo mismo de ese gerente de ventas y hasta su permanencia en el puesto, ya que si no logra incrementarlas, será reemplazado en breve, como suele suceder. Al igual que no pocos colaboradores más cuya función, aunque importante, puede ser temporalmente asumida por otros, quienes lejos de quejarse por algún quehacer adicional con el que cargarán, verán una magnífica oportunidad para conservar sus empleos y estarán agradecidos con no ser despedidos, en tanto las bajas ventas azotan a la empresa.

De tal suerte, las ventas bajas se aceptan generalmente como un problema.

Por fortuna, conforme avancemos en la lectura de la presente, descubriremos y comprenderemos que tal perspectiva es muy limitada y pobre, ya que sólo alcanza a ver una ínfima parte del panorama. Sin embargo, para poder alcanzar esas otras perspectivas, diferentes, más amplias y ricas, que nos permitan ver más allá de problemas: soluciones, los emprendedores requerimos de un nivel superior pero a la vez más concreto de conocimiento y comprensión de lo que sucede en esa no pocas veces tormentosa y apasionada relación empresa - mercado.

Hace décadas que no basta con ser simpático, amable y tener buenos nexos con la comunidad. Ahora resulta indispensable analizar y examinar constantemente, una a una y desde distintos ángulos, y tomando en cuenta su sinergia en la gestión del negocio, las variables de mercadotecnia más incidentes en torno al mismo.

De tal, la invitación está abierta para que ingresemos, analicemos y despedacemos diferentes ideas y conceptos en el maravilloso mundo del mercadeo, las ventas, los clientes y demás, con el propósito de ampliar nuestra perspectiva acerca de nuestra empresa, y podamos así tomar decisiones más certeras y decisivas para la obtención de mejores resultados, principalmente en el ámbito de las ventas.  






El propósito de toda empresa comercial es la ganancia.

Sí. Esta es la manera más simple y concreta de justificar los riesgos que los emprendedores debemos aceptar cuando decidimos crear y desarrollar una empresa: obtener algo mayor o mejor a cambio de lo que aportamos en el inicio. Generalmente: ganancias.

Sabido es que en la creación de una nueva empresa se aporta principalmente dinero. Por eso, en términos financieros existe lo que se conoce como inversión. Aunque en el estado de resultados también existen las pérdidas y ganancias.

Sin embargo, más allá de dinero, crear una empresa también nos exige trabajo.

De tal suerte, ser emprendedor e iniciar un negocio requiere que nos ocupemos verdaderamente en él, con el propósito de más allá de tan solo iniciarlo, pues tal es sumamente fácil, hacerlo crecer, desarrollarlo y consolidarlo en el mercado como una empresa comercial exitosa.

Tal ocuparnos en el negocio resulta tan necesario la mayor parte del tiempo que nos exige olvidarnos de algún cómodo horario de trabajo fijo y fines de semana libres para el ocio y la distracción. Sí. Un negocio propio nos exige, la mayor de las veces, muchísimo más tiempo de ocupación que empleo alguno. De hecho, si le preguntamos a otros emprendedores, nos responderán que dedican 24 horas al día, los 365 días del año, en la atención, cuidado, desarrollo e intento de consolidación de su empresa.

Por supuesto, conforme la nueva empresa empieza a consolidarse en el mercado, podemos llegar a disponer de algún tiempo extra, sin embargo, siempre la tendremos en mente. En la primera posición del pensamiento. Así, de ser el caso que casualmente veamos algo por ahí o por allá, inmediatamente pensaremos en cómo aprovecharlo en nuestro negocio. Incluso, en cómo hacer para que funcione de mejor manera. Y podremos verlo o escucharlo en la calle, en la televisión, el internet, los diarios o en la radio, o en cualquier otro momento y lugar, tal en un velatorio, en una fiesta, en un crucero por el caribe o en una excursión a las montañas, que siempre acaparará nuestra atención, pues como verdaderos padres de la criatura, perennemente tendremos en la primera fila de pensamiento a nuestra empresa.

Los emprendedores vacacionamos en tanto trabajamos, y trabajamos en tanto vacacionamos.   

Como consecuencia de ese fuerte arraigo e importancia del negocio en nuestra mente, debemos ser también poseedores de mucha fortaleza anímica, constantemente, pues sea lo que sea, suceda lo que suceda en nuestra empresa, esta siempre es y será algo muy propio, sumamente personal, y por ende, difícil de que resulte de interés con el mismo grado de intensidad para quienes nos rodean. No todo mundo está perennemente inmerso o vive con la ilusión tan grande por la empresa propia como nosotros, sus verdaderos gestores.

De tal suerte, nuestro riesgo como emprendedores no se limita a la pérdida de dinero. Aunque es lo único que se contabiliza.

Al ser algo tan personal, y con tantas exigencias humana y emocional, los emprendedores corremos riesgos también con nuestra salud, tanto física como mental, con nuestro ámbito social y hasta con nuestra familia. Y es que para muchos, un fracaso comercial es un estigma. Una carga a las espaldas que frustra y avergüenza, aunque los emprendedores añejos, y por ende auténticos, sabemos que todo fracaso comercial es un aprendizaje. Una experiencia invaluable para un nuevo intento. Lo hemos vivido durante no pocas ocasiones, sin duda alguna.

Pero bueno, sí. Dados los riesgos financieros, de salud, emocionales, sociales y hasta familiares que iniciar un negocio implica, el propósito del mismo no puede ser menos que el logro de una mejora en el nivel de vida de quien lo emprende, y para ello necesita obtener más dinero del que en principio aporta. Un negocio tiene que ser un ente generador de dinero. De utilidades. De regalías. De réditos. De ganancias. Y éstas, mucho más allá del dinero inicialmente aportado, deben compensar también el trabajo y el tiempo empleados así como los otros riesgos señalados.

Es el objetivo, claro, aunque no pocas veces, inalcanzable, y peor aún, generador de grandes debacles. Recordemos que según estadísticas mundiales, el 90% de nuevos negocios fracasa.   

¿Cómo obtener entonces tales utilidades o ganancias?

Pues, en principio, aplicando al proceso administrativo de nuestro negocio la filosofía de la mercadotecnia, esencialmente en cuanto a:
·           Generar y construir valores agregados en nuestros productos o servicios, así como experiencias de compra maravillosas y únicas para los clientes.

Sí, nuestro trabajo como emprendedores solo tendrá sentido cuando constantemente construimos o desarrollamos valores agregados para nuestros productos y experiencias de vida maravillosas, o de compra para ser más preciso, para nuestros clientes.

Por supuesto, para ello debemos tener en cuenta y practicar también todo lo que la teoría de administración dicta al respecto, desde los manuales de normas y procedimientos, organigramas, planes de negocio, objetivos, estrategias y demás, tanto como el control contable y financiero necesario y con no menor importancia la sicología del consumidor, cuidando en todo instante que toda acción en dichos ámbitos apuntale hacia esa construcción de valores agregados en nuestros productos y experiencias de compra fantásticas para nuestros clientes, como el producto final de nuestra oferta global.

De igual manera, es preciso acotarlo en este instante, debemos tener presente siempre que dicho logro: valores agregados y experiencia de compra maravillosas, a pesar de finalmente llegar a hacerlos reales, nunca nos permitirán sentarnos cómodamente a disfrutarlos, principalmente porque la competencia siempre está al acecho, tanto para imitarnos como para superarnos, con la firme y clara intención de arrebatarnos nuestros clientes y quedarse con ellos de por vida mediante nuevas y mejores experiencias de compra y valores agregados.

De hecho, no sólo la competencia es dinámica. También los clientes, los consumidores, los canales de distribución, incluso el Estado mismo y hasta los pueblos ubicados en países allende el océano cambian constantemente, evolucionan, son mejores, o cuando menos distintos día a día, con lo que nosotros, como emprendedores, no podemos sentarnos algún día a descansar y proclamar nuestro éxito en relación con tales premisas de construcción de valores agregados y experiencias de compra maravillosas.  El mercado es dinámico. Los mercados son dinámicos. Todo se mueve, dijo ya alguien por ahí.

Pero más allá, los mercados también están sujetos a fuerzas macro que también nos atan a nosotros los emprendedores.

Por un lado, los clientes, como seres humanos cuyos procesos de pensamiento se sitúan entre el continuo racional - emocional, son cambiantes perennemente. Como consecuencia, poco predecibles cuando no totalmente inciertos. De tal suerte, nuestros esfuerzos como emprendedores por investigar, saber y entender lo que hoy gusta a nuestros clientes, puede resultar totalmente inútil en unos cuantos meses e incluso semanas.

Además, hoy por hoy la información fluye a través del planeta con excesiva velocidad y sin barrera alguna, con lo que las tendencias de los mercados han dejado por completo de ser locales o cerradas, y mucho menos estáticas; por el contrario, son mundiales, totalmente. Y totalmente dinámicas, también. El más leve estímulo desde las redes sociales o los mass media globalizados puede producir drásticos cambios en todo mercado.

Finalmente, el poder que las empresas líderes mundiales han alcanzado mediante las tecnologías de la comunicación es evidente y contundente, máxime para más allá de escudriñar dentro de los rincones de la mente y descubrir necesidades y deseos ancestralmente latentes, manejar a su conveniencia en cuestión de horas las actitudes de los clientes y consumidores.

De tal suerte, los violentos y drásticos movimientos que antaño veíamos estrictamente en los productos de moda, a causa de esa emoción y actitud positiva que a tales les es inherente en el ser humano, se reflejan ahora en la mayoría de productos, principalmente porque hoy día el desarrollo de los nuevos productos y su novedad e innovación se administran como modas, y por lo tanto, sujetas a un manejo emocional, a nivel subconsciente, mediante la comunicación. No importa que el producto le guste al consumidor y esté satisfecho con él, pues en pocas semanas o meses, el mismísimo fabricante o su competencia más cercana ofrecerán un sustito “mejor” que hará obsoleto ese que con tanto entusiasmo el cliente compró poco tiempo atrás.

Así las cosas, los emprendedores no estamos libres de dichos poderes, pues amén de su dimensión, tales provienen también desde el mercado mismo, aunque de distintos frentes.

Los emprendedores entonces debemos estar atentos perennemente,  tanto con lo que nuestro segmento de clientes necesita y le hace feliz, como con la comunicación global que se pregona por los diversos medios y lo que desde allá, desde ese otro lado que solo sospechamos, se puede estar pensando y haciendo en relación con las demandas en el mercado global.

¿Por qué? ¿Por qué debemos los emprendedores estar atentos a tanto asunto global, cuando lo que nos interesa simplemente son nuestras ventas? Porque las ventas no son origen, nunca, sino consecuencia.

Sí. Consecuencia de nuestra habilidad para conocer, comprender y entender el mercado y a nuestro cliente, incluso intentando anticiparnos a lo que hará, y traducir dicha conocimiento, comprensión y entendimiento en valores agregados a nuestros productos o servicios que dichos clientes compren mediante la vivencia de una maravillosa experiencia con nosotros.

De tal suerte, los emprendedores, como verdaderos estrategas de negocios, debemos saber que resulta esencial acomodar nuestra nave, nuestra empresa, de acuerdo a las corrientes del mercado. Remar o dejar de remar e incluso arriar o izar las velas en el momento preciso, de manera que nos permita mantener nuestra nave justo en el punto más alto de la cresta de la ola, a sabiendas que si mermamos en nuestro esfuerzo e ímpetu, la ola nos dejará rezagados, pero también, que si adelantamos o impulsamos de más la nave, nos estrellaremos estrepitosamente contra la mar misma.

Sea entonces la nave un negocio al detalle o al mayoreo, a través de intermediarios, es preciso mantener estrecha vigilancia y control sobre todo lo que circunda en el mercado, máxime en aquellas variables que por su propia naturaleza nos resultan más susceptibles de controlar y administrar, tal cual las de la mezcla de mercadotecnia indica, a saber: personal, plaza, producto, precio y promoción. Y de entre ellas, en este texto, la promoción, la cual abarca el tema de las ventas, que es el que nos ocupa.


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martes, 5 de mayo de 2015

Nueva publicación

Comparto un breve texto de mi próximo libro, el cual sin duda será de mucho interés, dado que pone la yema del dedo sobre el fuego, en relación con el tema de las ventas. 
Como siempre, de manera objetiva y racional, pues más allá de vender, mi propósito es compartir mi experiencia. 

Pero, ¡acerca de la generación de nuevos clientes reales no hemos visto nada acá!

Claro, pero lo presento así para comprobar si están poniendo atención a lo que leen y llevan el orden de mi presentación, pues de no ser así, no tiene sentido que hayan comprado el libro, como tampoco que yo lo haya escrito. El propósito de este es apalancarnos mutuamente. Ustedes aprendiendo a obtener ganancias, y yo, esperando cosecharlas, pues para ello he trabajado en este.
Es lo que he venido predicando, ¿verdad? Entonces, este es un buen ejemplo de ello.

Así, generar nuevos clientes reales es una responsabilidad absoluta del estratega. Ya que sin tal generación constante de nuevos clientes reales, toda empresa está condenada a desaparecer, pues los clientes actuales, tarde o temprano dejan de serlo, sea porque mueren, se mudan a otro sitio, son convencidos por terceros o en fin, por cualquier otra circunstancia, se acaban.

Y reitero, estas siete labores que generar la oferta y construir la demanda precisan, deben realizarse constantemente. Todo el tiempo. Mes a mes, semana a semana, día a día. Y de manera eficiente y eficaz. 

viernes, 10 de abril de 2015

Contraportada, soporte papel

Os presento la contraportada de Mercadotecnia, la D roja del mercadeo, en su versión impresa. 

Claro, está disponible también en formato electrónico, aunque no contiene contraportada. 



Para acceder a ambas versiones, puedes hacerlo a través de este link: 



jueves, 9 de abril de 2015

El médico que hace el mercadeo...

...del hospital más suntuoso, pero que ignora que para que su personal de contacto, es decir, las enfermeras, puedan brindar un buen servicio a sus clientes, amen de conocimientos básicos de medicina, actitud y servir para servir, deben tener buena vista para leer algo tan simple como un termómetro.

De tal suerte, debe realizar exámenes periódicos de la vista a su personal. Es simple y sencillo. Pero en tanto lo ignora, un craso error de servicio al cliente.

Por eso insisto, zapatero a tus zapatos. Un mercadotecnista no puede siquiera tomar la presión arterial, pero de igual manera, un médico no tiene ni idea de lo que es hacer mercadeo.


lunes, 6 de abril de 2015

No un mercadotecnista!

Efectivamente, construir la experiencia de compra ad hoc para el cliente es cosa de mercadotecnistas, por lo que es inconcebible que alguien con tales estudios sea incapaz de brindar al personal de contacto bajo su responsabilidad, la formación adecuada para atender al cliente y crear tal experiencia de compra.

Es inconcebible que alguien que atiende clientes no tenga ni la más remota noción acerca de las palabras mágicas en servicio.

Ser mercadotecnista es mucho más que tener un título universitario colgado de la pared. Amen de sentido común, existe toda una teoría al respecto, y es necesario no sólo aprenderla para ganar los exámenes en el aula sino para aplicarlos en el ámbito de los negocios.

viernes, 3 de abril de 2015

El mundo en tus manos....?

Jajajaja, ¿Quién no lo quiere?
Pero necesita mucho. Mucho más que dinero.
Pensamiento estratégico.

Falta mucho más. Muchísimo II

Claro, a bajo costo. Pero me preocupa aún más que si tampoco reconocemos la importancia de las finanzas en el mercadeo, principalmente ese bajo costo que se debe procurar, sin sacrificar la calidad que ofrecemos, pues es que estamos mal desde el principio.

Las matemáticas financieras, la psicología del consumidor y la administración de empresas son auxiliares de primera línea para una mercadotecnia con probabilidades de logro de objetivos.

Falta mucho más. Muchísimo.

En mi relación con gente joven estudiante de mercadotecnia, e incluso no pocos graduados, y peor aún, algunos catedráticos, me he quedado estupefacto al escuchar su limitada visión respecto a la responsabilidad del verdadero estratega de la mercadotecnia hoy día.

Quizá algunos de ustedes no lo sepan también, pero lo descubriremos paso a paso, sin embargo, continuar pensando que la responsabilidad se limita a crear valores agregados y experiencias de compra maravillosas, y diferentes, es sumamente pobre.

lunes, 30 de marzo de 2015

Bien!!!

Sin duda, los cambios realizados en la 3ra edición de "Mercadotecnia, la D roja del desarrollo", han sido de interés para no pocos emprendedores, y me aventuro a decir, estudiantes universitarios de mercadeo.

Desde los sutiles pero importantes cambios en el texto, la inclusión de un par de nuevos temas, indispensables; y aunque de menos relevancia, el cambio de color de la portada, ahora más azulado, han incidido para que dicha propuesta de cómo implementar algún negocio alce un discreto vuelo en sus ventas.

Gracias. Mil gracias.

Disponible en versión e-book o en formato papel, a través de amazn.

domingo, 29 de marzo de 2015

El vendedor: nace, o se hace.

¿Y el cliente?

La pregunta milenaria siempre ha sido si el vendedor nace o se hace, pero ahora os propongo, en estos albores de siglo esta: el cliente, ¿nace o se hace?

jueves, 26 de marzo de 2015

Y la 3ra edición dice:

III Edición
Marzo 2015

 



MERCADOTECNIA: la D roja del desarrollo................ 7
Generalidades:........................................................ 7
Una visión global del mercado.................................... 11
Planeación Estratégica de Mercadotecnia...................... 13
El ámbito de la administración de empresas................. 19
Plan de negocio................................................... 25
Organigramas...................................................... 30
Mercados y Conceptos.............................................. 35
Segmentación de mercados..................................... 35
Mercados de deseos y de necesidades........................ 37
Estacionalidad de la demanda.................................. 38
Consumismo....................................................... 39
Consumerismo..................................................... 40
Mercados cautivos................................................ 41
Clientes a largo plazo............................................ 42
Diferenciación..................................................... 42
Ciclo de Vida del Producto...................................... 44
Participación de mercado....................................... 47
Responsabilidad social empresarial, sostenibilidad y minimalismo   48
Mercadeo electrónico o e-commerce......................... 50
Mezcla de mercadotecnia....................................... 51
Análisis financiero................................................ 52
Oferta y demanda................................................. 52
¿Quiénes actúan en el mercado y el mercadeo?............... 53
Comunidad:........................................................ 53
Consumidores..................................................... 56
Clientes............................................................. 57
Canales de distribución y sus intermediarios................ 58
Colaboradores..................................................... 60
Agencias de publicidad........................................... 64
Competencia....................................................... 65
Compañía.......................................................... 66
Intentando entender al consumidor.............................. 67
Maslow.............................................................. 67
Pavlov............................................................... 69
Freud................................................................ 69
Conceptos varios.................................................. 70
Características del consumidor................................. 72
Situaciones de compra........................................... 75
Proceso de compra: generalidades............................ 76
Motivaciones y motivos ocultos................................ 90
Apuntes sobre sicología y comunicación..................... 93
Mercado organizacional............................................ 97
Generalidades..................................................... 97
Cómo compra el mercado organizacional.................... 98
Otras características del mercado organizacional......... 101
El Mercado de servicios......................................... 102
Sistemas de Inteligencia de Mercados.......................... 111
Investigaciones de mercado................................... 115
Análisis y estimación de la demanda, pronósticos y presupuestos       121
Análisis Financiero................................................ 129
Generalidades.................................................... 129
Costos fijos....................................................... 131
Costos variables................................................. 132
Costos ocultos................................................... 133
Costos de oportunidad......................................... 134
Punto de equilibrio.............................................. 135
Estado de Resultados........................................... 139
Balance General.................................................. 141
La mezcla de mercadotecnia.................................... 145
Personal........................................................... 147
Plaza............................................................... 153
Distribución Física............................................ 155
Análisis del six pack.......................................... 156
Otros apuntes relevantes.................................... 157
Canales de distribución e intermediarios................. 160
Producto.......................................................... 165
Otros apuntes acerca del producto........................ 172
Creación y desarrollo de nuevos productos.............. 174
Servicio post venta........................................... 186
Comercialización:............................................ 189
Precio.............................................................. 192
Promoción........................................................ 200
El proceso de la comunicación............................. 201
Publicidad...................................................... 207
Formas de hacer publicidad................................. 210
Promoción de ventas......................................... 213
Ventas........................................................... 215
Mercadotecnia al detalle......................................... 223
Ubicación – concordancia – facilidad de acceso............ 225
Ambiente–Merchandising....................................... 228
Valores agregados-servicios................................... 229
Nuestra primera vez.............................................. 233
El ámbito congruente........................................... 233
Generación de la idea.......................................... 235
Creación del concepto.......................................... 237
Determinación de probabilidades de éxito.................. 242
Identificación de la oferta de la competencia........... 242
Prueba de producto, de concepto de negocio y estimación de la demanda      244
Generación del nombre o marca.............................. 256
Apertura del negocio (Lanzamiento o comercialización) 258
COROLARIO......................................................... 261

 



MERCADOTECNIA: la D roja del desarrollo

Generalidades:

Esta propuesta se presenta con alguna secuencia lógica en sus temas, de modo que cada uno de ellos suma al anterior, por lo que sugiero leerla de principio a fin; sin saltarlos o revisando sólo algunos específicos, pues quizá entonces no logre su propósito.

De igual manera, es necesario anticipar acerca de las fuerzas de causa y efecto que imperan en el ámbito de la mercadotecnia.

Toda acción que se emprenda desde cualquier ángulo dentro de una empresa repercutirá en otro. Tanto si se reducen o se incrementan precios como si se añade más color al producto, o menos, o se disminuye la publicidad o simplemente se empieza a vender a través de tiendas de barrio, sin duda alguna, estas acciones causarán algún efecto en otras variables, sea en el envase, la distribución, la percepción del cliente u otra de las miles de las mismas que interactúan en el mercadeo estratégico.

De tal suerte, la mercadotecnia exige permanentemente la búsqueda constante de perfecta interrelación entre las variables que administra, con el propósito de que cada una de ellas sume contundentemente en el mismísimo único sentido que la consolidación final de todo proyecto comercial requiere. Es decir: sinergia total.

Expuestas dichas advertencias, incursionamos en el ámbito del mercadeo, y para ello resulta indispensable partir desde la definición que de mercadotecnia propone el ente rector de la actividad: la AMA, American Marketing Asociation, por sus siglas en inglés, la cual dice:

Marketing is an organizational function and a set of processes for creating, communicating and delivering value to customers and for managing customer relationships in ways that benefit the organization and its stakeholders.

Lo que en español se interpreta como:
Mercadotecnia es una función y un conjunto de procesos organizacionales  para crear, comunicar y entregar valor a los consumidores y administrar sus relaciones con los mismos en pos de beneficios para la organización y sus colaboradores.  

Partiendo de esta definición, aceptada de antemano generalmente, se propone entonces la siguiente alternativa:

Mercadotecnia es una filosofía de pensamiento empresarial que busca la relación armónica y beneficios mutuos con la comunidad, a través de la creación e intercambio de satisfactores con ella.

¿Por qué?

Porque las actividades de mercadeo deben ser conocidas, comprendidas y apoyadas por todos los integrantes de la empresa para ser en realidad una filosofía de pensamiento empresarial y lograr la contundencia en su implantación total. Desde el agente de seguridad en el estacionamiento para automóviles hasta el gerente de servicio y la presidencia corporativa misma deben conocer y comprender tal filosofía, aunque obviamente en la medida de su incidencia en los resultados.

En segundo lugar, aunque sin duda sumamente importante, es imposible concebir hoy día el crecimiento y desarrollo de la empresa, sus ventas y sus utilidades, sin mercados en crecimiento y desarrollo. Con lo que el estratega actual debe velar no sólo por el desarrollo de la empresa y sus colaboradores  sino también por el de su comunidad.
 
Tercero: Porque la empresa no sólo es generadora y transformadora sino también beneficiaria de los recursos naturales de la comunidad, principalmente: la mano de obra de sus integrantes, aunque también de la tierra y el agua, entre otros.

Adicionalmente, el dinámico auge de las tecnologías de la comunicación y su enorme impacto en la globalización, tanto como el pregón universal que desde tiempo atrás circula por las diversas redes sociales desde importantes centros de referencia alrededor del planeta en cuanto a derechos humanos, incluso como consumidor, han incidido en que las comunidades y las personas estén hoy día no sólo más y mejor informadas sino también más conscientes de sus tales derechos, con lo que el consumidor ha adquirido un poder adicional, no pocas veces superior al de su poder adquisitivo.

De tal suerte, la empresa no puede limitarse sólo a perseguir el lucro económico que como tal le es inherente e intentar ser más humana sino, mucho más allá, perseguir dicho lucro pero de manera responsable: humana y socialmente.

Ser un aliado de la comunidad que fomenta y apalanca mucho más allá del desarrollo económico meramente de la misma, su desarrollo y crecimiento social integral, con el propósito de alcanzar esa posición inigualable de empresa humana, con liderazgo social, que le permita ser reconocida y apreciada por los mercados. Por la comunidad.

La empresa del nuevo milenio debe ser entonces dinámica y activa, más allá de en sus negocios, también en el fomento y desarrollo de la educación, la salud, la cultura, los deportes, la ecología, el ser humano mismo y tantas otras áreas, aunque de igual manera, debe pronunciarse y actuar contra el maltrato infantil, la explotación inmoderada de los recursos naturales, la corrupción e incluso el maltrato animal, entre otros.

Por supuesto, difícil cuando no imposible será participar en todos los ámbitos señalados, por lo que la empresa deberá seleccionar uno o dos o tres de ellos, con los cuales más allá de poseer congruencia, realmente crea, y pueda entonces desde ahí apoyar y apalancar eficientemente a la comunidad, en procura de la relación armónica y los beneficios mutuos a través del intercambio de satisfactores.

Un intercambio en el que todos los participantes y actores ganan. Obtienen beneficios, cuantitativos o cualitativos, pero que de alguna manera inciden en un cambio positivo. En desarrollo para la comunidad.    

Claro está, el propósito de toda empresa comercial es el lucro, como sabemos, por lo que si bien es cierto debe existir relación armónica, beneficios mutuos y demás, estos sólo serán posibles si la empresa es rentable. Es decir, vende, y gana utilidades durante su operación.




Una visión global del mercado

Dado que todos los habitantes del planeta participamos e interactuamos día a día en el mercado global, sea comprando, vendiendo, proveyendo, fabricando, consumiendo, publicitando, distribuyendo y demás, es esencial en este momento identificar las dos maneras generales de hacer mercadeo, específicas a su vez a cada uno de los dos más amplios mercados conocidos: el mercado de organizaciones y el mercado de personas individuales.

El mercado de organizaciones abarca a todas aquellas entidades e instituciones que aglutinan personas que de manera colectiva adquieren una personalidad propia, distinta a la de sus miembros individuales, para desempeñar alguna función. Tal cual la compañías comerciales, iglesias, equipos de futbol, universidades, partidos políticos y el propio Estado, entre otras.

Estas organizaciones también se clasifican en cuanto a su función, pues las hay industriales: las cuales transforman materias primas en productos-satisfactores. Comerciales: que se dedican principalmente a la reventa de dichos productos-satisfactores. De servicios: como puede ser un equipo de futbol, la universidad, la iglesia o el banco, cuya producción no consiste en productos sino en momentos. En momentos-satisfactores. Y finalmente, la organización gubernamental, la cual debe proporcionar servicios públicos-satisfactores.

Todas estas organizaciones interactúan dentro de los mercados, tanto entre ellas como con la comunidad en general, y más allá, con los mercados internacionales.

A pesar de su vasta presencia, los procesos que se llevan a cabo en el mercado de organizaciones generalmente pasan desapercibidos para el público en general, pues se realizan incluso no pocas veces como grandes secretos industriales; sin embargo, dicho mercado depende totalmente del mercado de consumo.

Sí, del otro enorme mercado al que como personas individuales todos pertenecemos. El mercado de consumo, ese en el que día a día usted y yo, tanto como millones de personas más, participamos activamente. Sea en búsqueda de algún producto, viendo publicidad, comprando en el supermercado, probándonos ropa en una boutique, consumiendo en un restaurante, opinando cuando nos encuestan o sugiriendo a nuestros amigos la mejor marca, pero también dejando de comprar, devolviendo en la tienda productos defectuosos y exigiendo el reintegro de nuestro dinero, contándole a nuestros amigos el pésimo servicio que tal o cual empresa nos ha brindado e incluso acudiendo a instancias jurídicas en búsqueda de justicia contra quienes nos han engañado con alguna publicidad falsa.

Así, el mercado de consumo es ese en el que usted y yo, ella, nosotros, todos: vivimos y accionamos como personas individuales, principalmente, comprando para consumir. Y el mercado de organizaciones, el que hace posible la existencia de tales compras.

Identificados esos dos amplios mercados, que están estrechamente vinculados e incluso son dependientes totalmente uno del otro, incursionamos en la teoría necesaria de la mercadotecnia para conocer varias aristas acerca del plan de negocio. Importantísima herramienta para iniciar, desarrollar y consolidar una empresa, pequeña o mediana, en el mercado.


Planeación Estratégica de Mercadotecnia

Sin duda, el conocimiento del mercado es de vital importancia para llevar a cabo una labor estratégica de mercadotecnia. El estratega lo es porque ha leído, se ha documentado y porque ha incursionado en el campo de acción, es decir, en el mercado, para percibir de primera mano información de lo que ahí sucede.

La vida misma no es más sino la sucesión de varios pasos en pos de objetivos trazados de antemano. Obtener el diploma de educación media. Luego, el título universitario, la maestría quizá. Un buen empleo o un negocio propio. Una casa a nuestro gusto. La pareja ideal. Los hijos sanos, educados y a buen resguardo y con futuro. Las vacaciones, el viaje del año y tanto más, hasta llegar a un retiro satisfactorio y digno, a sabiendas de que se ha llegado al mismo de manera honesta y honrada.

Sí, todo en la vida se reduce al logro de objetivos, aunque de manera ordenada. Algunos antes y luego otros, y otros. Sin embargo, es importante señalar que todos los objetivos poseen una misma peculiaridad: son a futuro. Por lo tanto, su logro o alcance se busca en un ámbito tan impredecible, desconocido e incontrolable como lo son los doce meses que deben transcurrir para llegar al próximo año o las 24 horas para llegar al día siguiente.

A pesar de tal incertidumbre en el logro de objetivos, tanto la mercadotecnia como la medicina, la sicología o la arquitectura, entre otras, también los tienen como propósito principal de su profesión. Así, en la medicina, el objetivo consiste en salvar vidas; en la sicología, ayudar a las personas a vivir mejor; en la arquitectura, proporcionar comodidad y esparcimiento. En la mercadotecnia, desarrollar y consolidar una empresa o un negocio en el mercado. No sólo abrirlo e iniciarlo, pues tal, como veremos en el corolario, muchísimos lo logran. 

Sin embargo, lograr el objetivo de desarrollar y consolidar una empresa o un negocio en el mercado, por ser una actividad eminentemente viva y dinámica, cambiante e impredecible,  ya que se desarrolla por mucho, a futuro, y dentro del ámbito de la mente humana, tanto como dentro de una filosofía de pensamiento administrativo y de la exigencia de cierto lucro económico, requiere enormemente del apoyo de otras ciencias, incluso de las exactas.

Así, la mercadotecnia, como responsable del logro de relaciones armónicas con la comunidad, el intercambio y los beneficios mutuos, necesita de la ciencia de la conducta: la sicología, tanto como de los novedosos conceptos de desarrollo del Nuevo Milenio: responsabilidad social empresarial, minimalismo y sostenibilidad a largo plazo. Aunque de igual manera, del apoyo de las ciencias empresariales, principalmente la administración de empresas y sus teorías, así como de las matemáticas, principalmente las comerciales o financieras, y por supuesto, las estadísticas.

De tal suerte, esta propuesta no puede dejar de apelar a las teorías y conceptos de tales ciencias, por lo que se intenta revisarlas una a una, sin embargo, la misma sinergia que el proceso exige, lo hace sumamente difícil así, separadas, aisladas, por lo que a lo largo se citan indistintamente en apoyo al tema que entonces se revisa.

Entrando en materia de emprendimiento de negocios, antes de dar un vistazo hacia cualquier otro lado, incluso hacia el mercado mismo, debemos darlo a nosotros, en nuestro interior, e identificar y cuantificar nuestras cualidades, conocimientos y destrezas como personas para iniciar algún negocio. ¿Cuál negocio? Es la pregunta frecuentemente, en tanto se buscan posibilidades en el mercado.

Bien, en principio, algún negocio que tenga cierta congruencia con esas cualidades, conocimiento y destrezas que identificamos en nuestra personalidad, pues sabido es que cuando se hace lo que a uno le agrada, se hace mejor. Y por ende, con mayores visos de éxito.

Así, de entre las tenues posibilidades que se prevén o surgen en el mercado, será sensato prestar mayor atención a aquellas que más y mejor se adapten a nuestra personalidad y cualidades.

Además, es una manera natural de emprendimiento. Ha de ser sumamente frustrante hacer lo que no nos gusta. Lo que no nos agrada. Así, mi trabajo como escritor es apasionante, y paso horas sentado frente al ordenador. De no serme placentero, quizá me dedicaría al negocio de comidas, otra de mis pasiones. Pero nunca podría dedicarme al oficio de joyero, pues carezco de la fineza en mis dedos tanto como de la paciencia necesaria para tan ínfimos detalles, indispensables en la manufactura de joyería fina.

Para comprender la importancia de este autoconocimiento para el emprendimiento se rescata el tema nuevamente al final, cuando se expone un modelo teórico de “la primera vez”. Una vez han sido vertidos los conceptos relevantes al mercado, principalmente el consumidor, el cual, sin duda, es la base primordial para la toma de decisiones respecto a todo nuevo negocio.

Por ahora, y aunque parece pronto para comentar e incluso seleccionar algún mercado, lo considero necesario para dar mayor vida a la teoría, y que usted, amigo lector, empiece a conocer de manera práctica la infinidad de consideraciones e interrogantes durante el proceso.

Sin embargo, es preciso acotar también que muchos términos en estas primeras páginas seguramente resultarán extraños e incluso desconocidos, pero no debe ser motivo de alarma ni de preocupación. Todos ellos se explican conforme el desarrollo de esta.

Bien. Dilucidada la importancia de llevar al lado de la teoría, la práctica, continuamos.

Para todo nuevo negocio, el primer paso siempre es saber precisamente qué o cuál negocio o producto es el más adecuado a desarrollar, y para ello resulta indispensable la investigación.

Por supuesto, en este instante, sólo alguna investigación somera o superficial que permita identificar probables oportunidades en el mercado, que a su vez correspondan de alguna manera con nuestras cualidades, conocimientos y habilidades personales. Como primer parámetro de selección, pero nunca único.

Así, con alguna efímera idea en mente del probable negocio a desarrollar, volteamos a ver hacia ahí, hacia el vasto mercado, para intentar establecer en él, entre otras, lo relacionado con nuestra efímera idea.

Qué hay en él, qué no hay, cuál es la demanda y la oferta, qué compran y venden, quiénes, cuándo, a qué precios, cómo, en dónde están los compradores y los vendedores, qué calidades de producto existen, en qué etapa de ciclo de vida se encuentra la categoría de producto, quiénes son los intermediarios, quién es el más grande, cuál es la estacionalidad de la demanda del producto, cuáles son los niveles de precios, incluso de los sueldos y salarios así como de los alquileres; la oferta de locales comerciales, cómo son, en dónde están y demás información. Tanta como sea posible.

Así, pensemos en un producto-satisfactor: pan.

Pero, ¿pensamos en una panadería en la que ofreceremos pan al público en general, en un sistema tradicional de venta al detalle? ¿O pensamos en pan para vender a través de supermercados? ¿En pan de precio bajo, o en pan de especialidad, a precio alto? ¿Una línea completa de pan, incluyendo molletes, francés, champurradas, baguette y demás, o sólo pan tipo sándwich? ¿O en un pan totalmente innovador,  que recién aprendimos a hacer?

De tal suerte, identificar con mayor precisión el mercado se torna imprescindible conforme avanzamos en nuestra investigación, pues, como vemos, el pan tipo sándwich no tiene mayor relevancia como competencia para una panadería de barrio cuyo principal mercado será el hogar, y que por ende su oferta será mayoritariamente de pan dulce o de manteca, como se le conoce acá, en Guatemala.

Una vez se tiene entonces alguna idea más clara del mercado que pretendemos, y a sabiendas que tan sólo será un simple reflejo de su verdadera realidad en cierto momento, recurrimos a otras fuentes de información, en otros ámbitos, que nos permitan complementar. Desde oferentes y clientes actuales, cámaras y gremiales, artículos de prensa y revistas, e incluso en el ámbito internacional a través del internet, con el propósito de saber y conocer más sobre dicho mercado, principalmente acerca de sus tendencias.

Sí, el análisis del comportamiento a futuro del mercado es primordialmente importante, pues de ello depende también el éxito o fracaso de todo emprendimiento. Debe preverse hacia dónde se dirige. ¿Está el mercado creciendo o decreciendo? ¿Son sus precios estables o volátiles? ¿Es un mercado consistente o de oportunidad? ¿Tiene potencial de desarrollo? En fin, seleccionar el mercado es una acción de suma importancia, pues al fin y al cabo, todo negocio es una extensión de ese mercado. Por supuesto, de dar aunque mínimos visos de estar en proceso de extinción, no tendrá sentido incursionar en él.

Retomando el tema del pan, sabido es que cocinar en hornos a gas es mucho más económico o barato, y por ende, rentable, que hacerlo en hornos eléctricos, con lo que también debemos ponderar tal recurso, así como las nuevas tecnologías que al respecto se desarrollan. En este caso, por ejemplo, hoy por hoy se habla incluso de hornos con placas de cerámica que proporcionan muchísima mayor eficiencia que los quemadores tradicionales. Sin embargo, a su vez, debemos considerar también qué es lo que pretendemos ofrecer al cliente, pues, ejemplificando nuevamente, el pan cocinado en horno de leña es más apreciado por el consumidor, pero el uso de tal combustible atenta o puede estar atentando contra la ecología. Así, la suma de información, su acumulación, es importante. 
 
De igual manera, no es buena idea en estos albores de milenio, con el petróleo rebasando los US $ 120.00 o 130.00 el barril, intentar el desarrollo de nuevos motores de 8 cilindros a gasolina para autos, como tampoco instalar una boutique de suéteres de lana en Jamaica o desarrollar nuevos plásticos para bolsas de supermercado. Son productos sin demanda, máxime a futuro. Contrario a motores eléctricos accionados por energía solar, la tienda de suéteres de lana en Londres o bolsas de manta para el supermercado, que por lo contrario, son productos en pleno desarrollo y crecimiento.

Y aunque por estos días vivimos un drástico descenso en los precios del petróleo, habiendo descendido este a casi US $ 45.00, lo más sensato será esperar cuando menos un año para saber qué sucederá, máxime si se nos ha ocurrido construir tal motor de 8 cilindros.

Pero más allá del mercado y el consumidor propiamente, debe tomarse en cuenta también el ámbito legal que rige el funcionamiento del tipo de negocio.

Es necesario investigar la injerencia y los límites que la legislación, tanto municipal como gubernamental, imponen a los ciudadanos en el desarrollo de los emprendimientos, tanto como el costo de las distintas licencias y permisos necesarios para iniciar operaciones. No pocas autoridades vedan por completo la oportunidad de instalar un negocio en casa, como suele ser el deseo de muchos pequeños emprendimientos. Además, incumplir tales leyes y normas puede generar altísimas multas y castigos.

Estas simples elucubraciones, generalidades de tópicos respecto al tema, tienen el propósito de facilitar su comprensión al respecto. Sin embargo, es imperante incursionar en los aspectos relevantes y, aunque teóricos, importantes, pues sólo así se podrá llevar a cabo el proceso de emprendimiento con mayores visos de éxito.

De tal suerte, revisaremos el ámbito administrativo de ese probable negocio que muy sutilmente ha empezado a tomar forma en nuestra mente o que desde rato ya tenemos más o menos definido.

El ámbito de la administración de empresas

Resulta esencial saber que la administración es un proceso de trabajo dinámico que exige realizar las actividades de planeación, organización, integración, dirección y control, en pos de asegurar y consolidar el desarrollo de la empresa dentro del mercado y alcanzar los objetivos propuestos.

Dicho proceso se divide en dos grandes áreas. El trabajo de escritorio y el trabajo práctico o de campo. En nuestro caso, de mercado.

Planeación y organización son tareas que con base en la información que obtenemos a través de la investigación dentro del mercado, recurriendo a prensa y revistas, la Internet, los probables clientes y consumidores, las municipalidades, el propio gobierno y hasta la institución responsable de velar por el clima, cuando tal resulta menester, y que hemos asentado paulatinamente sobre papel o en el ordenador, de manera práctica y concisa, con orden, finalmente utilizamos para describir un negocio que inferimos puede ser probable a futuro. Es decir, elaboramos un plan de negocio.

Dichos planes identifican y describen, con sus respectivos costos, las áreas funcionales necesarias a implementar para llevar a cabo las operaciones normales de la empresa y asegurar el logro de los objetivos. Deberá incluir su organigrama, las descripciones y perfiles de puestos, horarios de atención, días de servicio al público, cantidad de personal, medios de pago aceptados, sueldos por pagar, metros cuadrados de exhibición, de producción, estacionamiento y demás, identificando, describiendo y costeando con precisión cada uno de ellos, incluso energía eléctrica, servicios de seguridad y tantos más, para cuando menos el periodo de un año.

En síntesis, los planes describen en tinta todos los recursos, tiempo incluso, que serán necesarios para que la empresa funcione en dirección al logro de un objetivo. Objetivo mismo, por cierto, que sólo podemos conocer conforme estructuramos dicho plan.

Plasmamos en papel las actividades y los recursos que serán necesarias al momento de llegar a la integración, la dirección y el control reales, y que conducirán al logro del objetivo.

Como podemos inferir en este momento, los recursos necesarios para alcanzar un objetivo en ventas de 1, 000,000 de unidades para cierto producto y mercado en un mes, diferirán considerablemente de los necesarios para lograr un objetivo de ventas de sólo 10,000 de tales unidades en el mismo mercado.

Así, en casa incluso, mucho antes de abrir o iniciar alguna empresa, pero necesariamente investigando el mercado, se asienta en papeles aunque de manera somera la descripción del proceso administrativo de la empresa o negocio. La tarea más cómoda del ámbito empresarial, pero la más importante y delicada sin duda alguna, pues en esta misma se determina la factibilidad del proyecto.

Como ha de percibir el lector, el proceso de administración efectivamente no es lineal, pues incluso durante la planeación misma tenemos que estar conscientes de los controles que necesitaremos en el futuro, tanto como su funcionamiento y costo, como ejemplo.

De tal, prevemos que al mismo tiempo que se planea y organiza, así también se integra e inicia la dirección tanto como el control del logro de los objetivos, aunque sólo en términos de conciencia. Es decir, debemos anticipar que para hacer realidad, por ejemplo, cierta ruta de ventas en el mediano plazo, incurriremos en ciertos desembolsos financieros, por lo que asegurar previo de dónde se obtendrán dichos recursos es imprescindible.

Por supuesto, todos los ingresos de la empresa provienen de sus ventas, pero la distribución de tales ingresos, en forma de presupuestos, debe saberse y por ende hacerse con antelación. Es decir, debemos planearla.   

Luego, la dirección guía y lidera el esfuerzo colectivo de la empresa en pos de las metas y los objetivos asentados, siguiendo en la medida de lo posible el curso que la estrategia asentada durante la planeación dicta. Y es, “en la medida de lo posible”, anticipando que toda estrategia debe permitir cierta holgura en su ejecución, pues es razonable que el ámbito del escritorio hoy, diste no pocas veces del ámbito real en el mercado futuro, dada la vertiginosa dinámica de cambio en estos. Máxime durante la primera vez.

¡Uops…! Pero, ¿qué es eso de estrategia?

Veamos. Como consecuencia de nuestra investigación, en determinado momento debe sernos factible obtener información que nos indique:
·         Qué es y será necesario hacer
·         Con qué recursos, tiempo entre ellos
·         Cuánto nos costará
·         Cuántos consumidores compran y cuánto compran al año
·         A qué precios compran

Dicha información, plasmada y ordenada de acuerdo a la secuencia lógica que el proyecto de negocio impone, y que sólo podemos descubrir o deducir conforme investigamos, permite finalmente, más allá de responder las interrogantes previas, establecer un objetivo de ventas.

Sí. Un objetivo de ventas que indique la cantidad de unidades que debemos vender a determinado precio y durante cierto lapso específico.
Pero, ¿cómo hacer realidad el logro de tal objetivo? Esa es precisamente la estrategia.

La manera cómo tendremos que proceder para alcanzar el objetivo de ventas.

Por supuesto, el primer plan, con su objetivo de ventas y correspondiente estrategia, generalmente diferirá del plan que al final estableceremos como idóneo a implementar, ya que planear nos sirve también para visualizar otras alternativas del cómo hacer lo que debe hacerse.

Así pues, una vez configurada la empresa total en papel, en base con la información recopilada, la sometemos a escrutinio financiero tanto como de mercado y consumidor para determinar su factibilidad de llevarla a la práctica con visos de éxito.

Como vemos, no se ha adquirido una sola máquina o herramienta como tampoco se ha alquilado local comercial alguno ni contratado personas, salvo en papeles, pues previo a la ejecución real es necesario investigar, medir y evaluar el potencial o factibilidad económica financiera del negocio o empresa a través del citado plan.


¿Por qué? Pues generalmente es más económico establecer la probabilidad de éxito de un negocio potencial en papeles que hacerlo realidad y luego esperar a ver qué sucede.